[Crítica] Spider-Man: Un Nuevo Universo

Spider-Man: Un Nuevo Universo

Cuando ves un adelanto de 40 minutos de una película, cantidad suficiente para obtener una primera impresión, solo pueden pasar dos cosas. La primera es que el resto del metraje confirme que estamos ante una gran película. Obviamente, la segunda es que lo que falta no esté a la altura. Afortunadamente, el caso de Spider-Man: Un Nuevo Universo es el primero. Lo que ha hecho Sony Pictures Animation mola, y mola mucho.

Ya sin ni siquiera comenzar el filme, sabemos que estamos ante algo que promete. La secuencia de apertura con los logotipos de las productoras es sublime. Esta es una película que gira en torno al multiverso, donde varias realidades alternativas y diferentes líneas temporales se entremezclan. Eso se pone de manifiesto nada más empezar con múltiples versiones de esos logotipos. El colofón, el sello de aprobación de la Comics Code Authority, primer gran guiño para los amantes de los cómics de toda la vida.

Antes de sentarnos en la butaca, sabemos que el principal protagonista de la película es Miles Morales. Se trata del Spiderman creado por Brian Michael Bendis y Sara Pichelli (ambos con “cameos”) para la línea Ultimate de Marvel Comics, ahora ya integrado en el universo tradicional. Sin embargo, la película empieza con un repaso al origen del Spidey de toda la vida, Peter Parker. El repaso es rápido, está lleno de humor y, como era de esperar, está total y absolutamente lleno de guiños y cameos. Esto incluye referencias directas a los cómics, a la serie de animación clásica y a las películas de Sam Raimi.

Una cosa que me encanta, como fan que soy del Universo Marvel en toda su extensión, es que esa tónica de hacer guiños y referencias es algo que se mantiene durante toda la película. Y no solo por la sensación que produce el descubrir un Huevo de Pascua referente a algo que conoces, sino porque aporta un regusto clásico a algo que pretende ser nuevo, moderno y transgresor. Spider-Man: Un Nuevo Universo hace esto de forma perfectamente equilibrada, sin pisarse, sin empañar y sin molestar. Es una auténtica delicia. Sin duda, una gran muestra del cuidado a los detalles que acompaña durante toda la duración de la cinta. Siendo así, no podía faltar el clásico cameo del gran Stan Lee. Un gran cameo, por cierto.

Pero dejando de lado la nostalgia, que hay mucha, pasemos a lo nuevo. Miles Morales es un adolescente moderno y de barrio, con una personalidad común entre los chavales de su edad de hoy en día. Eso y la ambientación de la película en la Nueva York de barrio establece una conexión directa con el espectador. Con esto, consiguen trasladar el origen de Spiderman a la actualidad de una forma que no consiguieron hacer del todo bien otras películas. Miles te cae bien desde el principio, te engancha con su inocencia, te convence con su actitud y, sobre todo, te conmueve cuando ves que se enfrenta a algo que le viene enorme.

Su camino hasta convertirse en Spiderman es secuencial, divertido, lleno de emoción y con altibajos. Solo flaquea hacia el final, cuando se hace poco creíble el salto tan inmediato de la inexperiencia al dominio. Porque el nuevo Spidey no solo debe aprender a controlar sus poderes (incluyendo los nuevos diferentes a los de Parker) y las telarañas, sino que tiene que ganar en valentía, determinación y coraje. Debe superar las adversidades y enfrentarse a la decepción. No es solo aprender a ser el trepamuros, sino también aprender a equilibrarlo con ser Miles Morales. Y eso no se aprende en unas horas, pero se entiende que una película dura lo que dura y debe tener su clímax.

De todo esto tiene buena culpa Peter Parker, el otro Peter Parker. Bueno, ya lo veréis. El caso es que Peter se las hace de mentor en esta película, típico papel que me recuerda a Woody Harrelson en algunos de sus últimos trabajos. Es gracioso, se hace el duro y va de sobrado, pero porque puede. Es Spiderman, lo lleva siendo desde hace mucho tiempo, y más que él no sabe nadie. Pero a la vez es entrañable, porque ha sufrido mucho y porque está necesitado, y en esta aventura encuentra eso que necesita.

Y aparte de estos dos, están el resto. Ya sabéis, Spider-Gwen, Peni Parker, Peter Porker y Spiderman Noir. Equipazo. Bueno, siendo sinceros, la reencarnación del anime que es Peni resulta poco interesante, pero es cuestión de gustos. Y ojo con la Tía May. El caso es que cada uno tiene su espacio, su momento y su personalidad, y como al principio de la película, se cuenta su origen de forma rápida pero precisa. Todos aportan lo suyo. Destacan cuando tienen que hacerlo, sin eclipsar al protagonista pero a la vez dejándonos con ganas de ver más de ellos. Todo en su justa medida, y eso no es tarea fácil.

Pero si hay que destacar a alguien, Miles y Peter aparte, y dejando también de lado mi predilección por el blanco y negro, esa es Gwen Stacy. Spider-Gwen mola. Mola su traje. Mola su actitud. Mola cómo se mueve. Mola lo que hace y cómo lo hace. El personaje es un filón y tiene tanto potencial que Sony ya planea un spin-off con ella a la cabeza. Ya pasó en los cómics, donde el ascenso tras su debut fue meteórico. Se convirtió en uno de los personajes favoritos de los fans casi de inmediato, y en Spider-Man: Un Nuevo Universo no iba a ser menos.

Turno para los villanos. KINGPIN. Sí, con mayúsculas. El gran Kingpin, culpable de la fusión de universos y realidades, y con una motivación entendible. Buena elección, no solo porque ya es conocido entre el gran público gracias a Netflix, sino porque es la primera vez que le vemos enfrentarse a Spidey en la gran pantalla. Eso sí, que nadie se espere al Wilson Fisk de Daredevil. Este es más grande (literalmente), más malo, más agresivo y tiene menos paciencia. Junto a él vemos a Lápida (Tombstone) o el Merodeador (Prowler), pero también a otros cuya identidad no voy a revelar. Sorpresa, sorpresa.

Antes de cerrar quiero comentar tres detalles. El primero es sobre la animación. La animación en Spider-Man: Un Nuevo Universo es algo que se diferencia de todo lo que hemos visto últimamente. Y lo es para bien, porque es una extraña mezcla de cell-shading, animación tradicional y 3D que te deja estupefacto. Sobre todo en las escenas de acción arácnida. Quizás hay situaciones en las que marea, pero no tengo del todo claro si es una sensación general o cosa mía. En cualquier caso, destaca el hecho de que hayan querido convertir la película en un cómic viviente, ya sea por las voces en off, los bocadillos, las onomatopeyas o las texturas, que recuerdan a la del papel de un tebeo viejo.

El segundo detalle es sobre la trama en general, el ritmo y el tono. Spider-Man: Un Nuevo Universo es una película amena y entretenida que no da lugar al descanso o el aburrimiento. Tiene un tono positivo y luminoso, con muchos toques de humor, y además tiene mensaje. Esto es un clásico en las películas de animación de hoy en día, que buscan llegar a un público adulto sin dejar escapar al público infantil, pero que no siempre se hace bien. Aquí sí, y además la historia que se cuenta está bien contada, y tiene sentido. Una prueba de todo esto es que he podido ver el primer tercio de la película hasta tres veces, y cuando no te aburres y te ríes con las mismas bromas es por algo.

Y por último, el tercer detalle. Ojo al momento en el que aparecen todos los trajes de Spiderman en la “Spider-Cueva” al más puro estilo salón de las armaduras de Iron Man. Una fiesta para los ojos de todo fan del lanzarredes que se tercie. Y por cierto, si uno de los trajes que aparece es el del videojuego Marvel’s Spider-Man, y ese personaje también sale ahora en los cómics, y una escena post-créditos de Venom enlazó ambas películas, y el UCM se basa en Marvel Comics… Quizás es especular demasiado, pero…

Ah, y Spider-Man: Un Nuevo Universo tiene una escena post-créditos donde se presenta a un nuevo personaje que, claramente, veremos en la secuela que ya prepara Sony. De las mejores que he visto nunca. Brutal.

Para terminar, y ahora de verdad, quiero hacer mención especial al homenaje que rinde la película a Stan Lee en su cierre. Y no solo a él, porque aunque es el más recordado y el más mediático, no fue el único creador de Spiderman. Todo un detalle.

Más información sobre la película en la ficha de nuestra sección de próximos estrenos.