[Crítica] Doctor Strange en el Multiverso de la Locura (sin spoilers)

Logo de Doctor Strange en el Multiverso de la Locura

Después de pequeñas decepciones como Viuda Negra o películas que dividieron a crítica y público como Eternals, hacía falta una película que volviese a rescatar el espíritu épico del Universo Cinematográfico de Marvel, aunando a la mayor parte de los fans. Eso se consiguió en parte con Spider-Man: No Way Home, pero con Doctor Strange en el Multiverso de la Locura en el horizonte, aún había hambre de más.

La secuela lleva siendo carne de cañón de rumores y filtraciones desde hace meses, y estamos en un punto donde la cosa empieza a ser ya muy preocupante. Tanto que es imposible disfrutar plenamente de una gran experiencia cinematográfica del todo virgen. Sin embargo, hay que reconocer que al menos esto es muestra del ansia que existe por ver esta película, y por si os interesa, en mi cuenta de Twitter encontraréis un lugar lleno de información, pero libre de spoilers.

Dejando de lado qué rumores se han cumplido y qué rumores no, hay que decir que Doctor Strange en el Multiverso de la Locura es un deleite para el fan de Marvel de principio a fin. ¿Se puede decir que es una buena película? Sí, porque lo es. ¿Se puede decir que es de lo mejor que ha hecho Marvel Studios nunca? Eso ya son palabras mayores. Veamos por qué.

Doctor Strange en el Multiverso de la Locura es brutal, pero podría haber sido épica

Debo empezar diciendo que un buen ejercicio antes de ver la película es el de rebajar expectativas. Lejos de ser un fenómeno épico como cabría esperar, Doctor Strange en el Multiverso de la Locura se presenta con una historia sencilla de héroes contra villanos. Eso sí, qué villanos. No deja de ser brutal y visualmente impresionante, con acción trepidante pura y dura desde el segundo 1. Pero tras verla, no creo que a nadie se les escape que desaprovecha las infinitas posibilidades del Multiverso. Esto puede verse como algo malo, pero también como algo bueno. Eso sí, está hecho a propósito.

Empezando por lo malo, nos deja mal sabor de boca porque el poder visitar otros universos y encontrar a otras versiones de ti mismo da para mucho a nivel narrativo. Se pueden llevar a cabo desarrollos de personajes profundos, dicotomías bizarras o planteamientos morales y filosóficos. Se pueden visitar lugares nunca antes vistos dando pie a momentos inolvidables. Se pueden establecer paradojas o incluir referencias a prácticamente cualquier cosa. Se puede hacer mucho, pero aquí se hace poco. O para ser más preciso, se hace lo justo. ¿Y por qué? Porque en el fondo, como dije, la película prefiere centrarse en una historia más sencilla.

Pero como decía, también tiene su parte buena. Centrándose en lo que de verdad importa, se evita caer en el fan service facilón, en el incluir cosas porque sí. A ver, hay sorpresas, hay cameos, hay fan service. Y son buenos ejemplos de lo que digo porque están ahí por estar. Para que el público se sorprenda. Para dar que hablar. Para que exploten unas cuantas cabezas. Y si lo quitamos de la película no se pierde absolutamente nada. Ahora bien, esta es también la magia de Marvel, y hasta cierto punto es necesaria.

Lo que no va a dejar a nadie indiferente es cómo uno va al cine pensando que va a ver una película sobre el Multiverso, y al final acaba viendo una película donde se trata el tema del Multiverso, pero de una forma mucho más secundaria de lo que cabría esperar. Lo bueno es que la película consigue encontrar un equilibrio para poder contar lo que quiere contar, aunque es imposible quitarse ese olor a rueda quemada de haber recorrido el camino con el freno de mano puesto.

Es una secuela, pero no de Doctor Strange

Y lo que vengo comentando tiene consecuencias. Resulta curioso que en realidad no estemos ante la historia de Strange, sino ante la historia de Wanda. O lo que es más, esto no es una secuela de Doctor Strange, sino que lo es de la serie Bruja Escarlata y Visión. Wanda no es la protagonista per se, pero sí es el personaje que más desarrollo tiene. Quizás es algo que muchos esperábamos, pero la cosa va mucho más allá de lo que yo, personalmente, había imaginado.

Esto relega a Stephen Strange a un curioso papel protagonista que a la vez es secundario. Sí, es el que más minutos de pantalla tiene. Sí, esta es su franquicia. Pero de alguna forma su personaje no avanza. Se cierran algunos hilos argumentales que se venían arrastrando desde la primera película, pero se recorren pocos metros del camino que hay por delante.

Si Strange es algo así como secundario en su propia película, imaginaros los secundarios de verdad. Wong tiene la presencia justa y América Chávez se ve transformada en un mero Macguffin al que me habría gustado ver más desarrollado. Y es que de Macguffins la película va bien servida. Por cierto, para el que no lo sepa, un Macguffin es un elemento que hace que la trama avance, pero que podría tener o no relevancia en la propia trama. Por contra, sorprende Christine Palmer, ya que sin ser determinante, tiene más protagonismo del que creía.

El sello de Sam Raimi, súper presente

He aquí otra de las sorpresas de la película. Resulta que cuando se dijo que la película era la primera película de terror del UCM, era verdad. A ver, que nadie espere aquí Expediente Warren o Paranormal Activity, pero es una buena incursión en un género a base de una colección de sustos, recursos narrativos, juegos visuales y elementos sonoros que hacen que más de uno se remueva, o incluso salte, en su asiento. Esto, junto con la trama, el desarrollo de algunos personajes y las posibles consecuencias de todo lo que sucede nos presentan lo que probablemente sea, y me arriesgo a afirmarlo, la película más oscura de todo el Universo Cinematográfico de Marvel. Aquí se ven cosas que estoy seguro que nadie pensó que vería en una película de Marvel.

Y todo esto es gracias al director. Porque resulta que cuando Sam Raimi dijo que tuvo libertad creativa, era verdad. Que nadie espere al director completamente desatado, porque Marvel Studios sigue siendo Marvel Studios, con sus límites y sus barreras. Pero el sello de Raimi está. Está en el tono, en la temática, en ciertos planos, en el uso de la cámara, en la banda sonora, en el tipo de humor y en otras muchas cosas que iréis reconociendo sus fans. Casi como si las hubiese sacado de sus películas previas. Yo aquí he visto mucho de Evil Dead, he visto mucho de El Ejército de las Tinieblas y he visto mucho de Darkman.

Doctor Strange en el Multiverso de la Locura está hecha para disfrutar

Como decía al principio, Doctor Strange en el Multiverso de la Locura no es la mejor película de Marvel, pero sí lo es desde Vengadores: Endgame. La película cuenta con un equilibro perfecto entre historia, personajes, sorpresas, fan service, acción, humor y otros elementos. Quizás desaprovecha un poco las posibilidades del multiverso y pierde la oportunidad de brindar un espectáculo de tintes épicos, pero lo que pone sobre la mesa es sobradamente satisfactorio. Quizás otras películas previas del UCM son mejores en algunos aspectos concretos, pero pocas lo son en aspectos generales.

Y oye, siguiendo con la tradición, que nadie se vaya del cine sin ver las dos escenas post-créditos que incluye esta película. Merecen la pena.