[Crítica] Iron Man: Extremis. El Montaje del Director

Iron Man: Extremis. El Montaje del Director

Iron Man: Extremis. El Montaje del Director

Bajo el amparo del estreno de Iron Man 3, Panini Comics lanza una reedición del arco argumental Extremis, en el que se basa principalmente la nueva entrega de la saga cinematográfica del Vengador Blindado, que sirve además para dar el pistoletazo de salida a la Fase Dos. Eso sí, no es una edición cualquiera, sino El Montaje del Director, que añade más de 40 páginas de bocetos y declaraciones del dibujante de la obra, Adi Granov.

Muy probablemente, la mayoría de los que estáis leyendo estas líneas ya conocéis, al menos, de qué trata este arco. Escrito por Warren Ellis y dibujado por el citado Adi Granov, Extremis es un arco de seis números publicado dentro de la serie regular de Iron Man (volumen 4) entre 2005 y 2006, un par de años antes del estreno de la primera película del Cabeza de Lata.

No sabemos si ya con la idea en mente de lanzar una adaptación cinematográfica, Ellis tuvo que desarrollar la complicada tarea de coger a un personaje que raramente ha funcionado bien por separado (salvo en contadas ocasiones) y que apenas había gozado de demasiada popularidad, al menos desde finales de los años 80 y al menos comparándolo con los personajes insignia, para lanzarlo al estrellato del Universo Marvel y ponerlo a la altura de los Spiderman, Capitán América o algunos mutantes.

¿Pero cómo hacer eso con un personaje que hasta ahora era poco carismático, que vive una situación personal y tiene una personalidad que hacen que sea complicado que el lector se sienta identificado con él? Estas mismas preguntas se las hizo el propio Ellis, y llegó a la conclusión de que había que crear a un nuevo Tony Stark, y para ello había que destruir al Tony Stark que existía por entonces. Al fin y al cabo, para eso le contrataron.

Iron Man: Extremis

Lo cierto es que la situación se lo puso fácil, porque Extremis fue el primer arco de un nuevo volumen de Iron Man, que comenzaba tras Desunidos, un momento propicio para un nuevo inicio del personaje. De hecho, tal fue así la cosa, que Ellis llegó a reconocer que ni siquiera se molestó en leer el material anterior del personaje, por lo que simplemente llegó e hizo lo que él tenía en mente que quería hacer, incluido un nuevo origen  (que curiosamente es el mismo que se narra en la primera película).

Tenemos pues a Tony Stark como un fabricante de armas que es herido por Al Qaeda en Afganistán y retenido contra su voluntad. Allí, fabrica su primer reactor y se lo implanta en el pecho para evitar que restos de metralla lleguen a su corazón, y fabrica también la armadura Mark I con la que consigue escapar de aquel lugar. Años después, Stark sigue fabricando armas, pero solo para financiar proyectos beneficiosos para la humanidad, a la par que actúa como el superhéroe Iron Man.

Paralelamente, los científicos Aldrich Killiam y Maya Hansen desarrollan otro intento de imitar el suero de Súper Soldado, dando con un suero de nanobiotecnología llamado Extremis, todavía inestable, que reconfigura el cerebro humano para desarrollar habilidades sobrehumanas y una regeneración celular que sana heridas y roturas en cuestión de segundos.

Este suero, por razones que no vamos a desvelar, acaba en manos de unos terroristas, a los que se acaba enfrentando Iron Man, con resultados pésimos para el héroe. Stark, a punto de morir, le pide a Maya Hansen que le inyecte Extremis como último recurso, en un intento por recuperarse de las heridas mortales que padece y de alcanzar un nivel superior de enlace con su armadura que le permita hacer frente a la nueva amenaza.

Iron Man: Extremis

Después de pasar por un coma del que Maya pensaba que no iba a despertar, Stark despierta totalmente recuperado y con nuevas habilidades. Ahora es capaz de conectarse mentalmente con su armadura de Iron Man e incluso con redes externas como sus satélites, redes de telefonía, internet, etc. Ahora, con una nueva armadura plegable que se ensarta sobre su cuerpo a petición con una orden mental, Iron Man se enfrenta de nuevo a los terroristas Extremis con más poder, más control, más conocimiento de la situación y más anticipación.

Obviamente, la historia tiene un desenlace, bueno para algunos, trágico para otros, que tampoco vamos a desvelar aquí. Eso sí, ya os adelantamos que, aunque a muchos esta historia os sonará tal cual a Iron Man 3, hay grandes diferencias tanto en el comienzo, como en el desarrollo y en el final.

Como decíamos al comienzo de la reseña, el objetivo fundamental de este arco es darle una especie de “reinicio” tanto a Tony Stark como a Iron Man, adaptándolo a los tiempos modernos y poniéndolo a la altura del resto de superhéroes de primera fila. ¿Lo consigue Ellis? Por supuestísimo, y a los hechos cinematográficos me remito. Las películas del personaje se han basado tanto en el trabajo de Ellis que, finalmente, la tercera entrega ha hecho uso del eje central de Extremis.

Aunque el desarrollo de la historia se produce de forma acelerada, con soluciones rápidas a problemas que aparecen de repente, y el desenlace llega cuando menos te lo esperas, da tiempo a crear un nuevo origen actualizado y a recuperar cosas del pasado para pseudo-construir una nueva estructura actual sobre la que poder seguir trabajando en el futuro.

Pero no todo el mérito es del Sr. Ellis, ya que Granov tiene buena parte de la culpa. Su estilo, del que no quería prescindir el guionista para contar esta historia, se adapta perfectamente a la modernización del personaje. La espectacularidad con las que presenta las escenas que se relatan y, sobre todo, el diseño de las armaduras de Iron Man, han servido para marcar un antes y un después en la vida del Vengador Blindado. Un ejemplo, es la ya mítica pose del personaje que podemos ver en la propia portada de este tomo, ideada, diseñada y dibujada por Granov y que incluso también se llegó a llevar al cine.

Portadas de Extremis

Una vez más, a los hechos cinematográficos me remito. Tanto gustó el nuevo aspecto que le dio Granov al personaje en esta historia, que desde Marvel Studios decidieron que la imagen que querían retratar en el cine tenía que ser esa, para lo que contaron con el propio Granov en los diseños preliminares, y no solo para la primera película, sino también para la segunda y la tercera. En realidad, poco más hay que podamos decir sobre Adi Granov en esta obra que no diga o muestre ya él en el contenido extra de El Montaje del Director, un material muy completo y que merece la pena con respecto a la edición original.

Resumiendo, Extremis es una obra total y absolutamente imprescindible para los fans del cómic en general y para los de Iron Man en particular, que ahora son muchos más. Todos ellos se sentirán satisfechos con un cómic moderno y dinámico, bien escrito y mejo dibujado, en el que se basan las exitosas aventuras cinematográficas del personaje, y que establece la base del Iron Man que conocemos hoy en día.