[Crítica] Cómo Entrenar a tu Dragón (2010)

Crítica Cómo Entrenar a Tu Dragón 2010

Dreamworks. Qué decir de este estudio que se forjó con una ferviente antipatía hacia la casa del ratón, ese que ha vislumbrado, acompañado y abrazado como suya la alborada de cada etapa de la vida mediante sus icónicos filmes de animación, aquellos que han encapsulado los destellos de dicha de millones de infantes, que, revisitando en su nostalgia, se han encontrado relatos que la animación consideraría no tradicionales. Y es que es bajo ese sello tan distintivo como seductor que la marca ha construido su imperio, aquel que alberga a franquicias icónicas del nuevo siglo como Shrek, Madagascar o mo Entrenar a tu Dragón, entre otras.

DreamWorks Animation logo 2023 (Better Quality, and Better Fanfare)

Así pues, este gigante de la animación ostenta entre sus joyas cinematográficas un diamante cuya pulidez fue tan precisa, que evocó una convergencia sublime y perfecta en cada uno de sus ángulos, aquellos que maximizaron su esplendor en otra escala, convirtiéndola en tal magnificente pieza de perfección cinematográfica. Nos referimos a la hija pródiga de Chris SandersDean DeBlois, esa que osó enfrentar la hegemonía de las dos criaturas más míticas que estos habían engendrado en su idílico e incomprendido mundo. Por supuesto, nos referimos a Desdentao y Stitch. Tales bestias encontrarían su convergencia pacífica en su distante diferencia generacional, que aún así no anularía su iconicidad contemporánea. Así, Cómo Entrenar a tu Dragón llegaría como el alba de la década previa en lo que respecta al cine de animación. Ese poema a la fantasía medieval, que entre sus prosas entretejía un recital conmovedor hacia los espíritus incomprendidos y el sentido de pertenencia, no solo encumbró a Dreamworks a la cúspide del éxito junto a su archirrival Disney, si no que instauró una nueva era para el estudio, que sin presagiarlo encontraría su nueva saga insignia.

Como entrenar a tu dragon (2010) Trailer español HD

Es así que en una contemporaneidad que ve un panorama desbordante de live actions, remakes, reboots, precuelas y secuelas, Dreamworks se une a este fetiche hollywoodense para llevar a la gran pantalla su primer adaptación que funge de eslabón transitorio entre la animación y la acción real. Pero de esa osadía cinematográfica hablaremos en otra ocasión. Mientras tanto, se nos hizo inevitable revisionar el clásico animado del que bebe esta adaptación cinematográfica, que 15 años después aún conserva su encanto, el cuál como esboza aquel arcaico y sabio dicho, envejece como un buen vino.

Tan aspiracional como el mismo hipo

Una de las virtudes sobre las que esta cinta se monta, y doma con una impecable audacia, es su trama. Aquella entreteje en sus fibras el relato de un jovenzuelo, que en la gloria de la epopéyica era vikinga, aspira a ser una pieza que encaja en tal rudo y áspero mundo, aquel que bajo un juicio torcido, se verá cegado por el fulgor incandescente y el eco atronador de aquellas bestias aladas, conocidas como dragones, y será en estás en quienes verán a su némesis más tentadora.  

En ese hostil contexto, Hipo, nuestro endeble protagonista, vislumbrará su desafío más titánico al tener que ejecutar el inevitable plan de su ensañado destino. Ese que prioriza, con el peso de una enraizada y absurda tradición, el ser digno de enfundarse en las botas de un líder vikingo. Además, y como anexo ineludible a ello, la inminente confrontación con una bestia alada surge como una nueva y espeluznante responsabilidad que nuestro personaje deberá afrontar. Bajo esa coreografía trágica, el arco narrativo de Hipo danzará durante los primeros actos del filme. Así, su odisea por encontrarse a sí mismo empezará con una escena de apertura que te lo presenta como él mismo lo esbozaría, señalándolo de cuerpo completo: un nobel intento de vikingo, un héroe sin vigor, la oveja negra de Berk, ese bicho raro que sin anhelarlo romperá una tradición de milenios. Tal percepción no solo es propia, si no que se expande como una plaga a todo Berk, incluyendo a su propio padre, Estoico.

Este arco tan blandenge, como nuestro personaje, fortífica su arquitectura de manera inmediata, en cuanto la bestia más mortífera de todas, el mito ante el cual mismos dragones se doblegan, el engendro de la destrucción misma, hace contacto con el pueblo de Berk. Es ahí en donde Hipo, con una convicción tan firme como inusitada, decide ir a por él. Sin pretenderlo logra capturarlo, y en la espesura de la noche, observa como esta omnipotente bestia se precipita desde los cielos.

Esta escena adquiere un carácter simbólico. Puedes notar el desespero del protagonista en emprender tal persecución, incluso con el concepto previo de lo peligroso de este ser. Esto demuestra su constante aspiración por ser validado. La caída de la bestia no solo representa eso, si no que plasma el desplome de esa indiferencia, desconfianza y escepticismo que todos depositaban en nuestro personaje, algo que empieza a allanar el potente desarrollo que Hipo tendrá a lo largo del filme.

https://www.youtube.com/watch?v=Jt7Yhtv_Rq8

Dos incomprendidos entrelazan su destino

Las expectativas y los estigmas erróneos operan como los vientos contra los que nuestra bestia alada (Desdentao) y nuestro protagonista (Hipo) se deberán enfrentar. Y es que tales percepciones sesgadas, construidas a través de juicios superfluos basados en el mero aspecto a priori de nuestros personajes, fungen como bisagra narrativa para este filme. Hipo es el típico arquetipo de personaje por el que nadie apuesta un centavo. En contraste, su futuro compañero de vuelo es el extremo opuesto. Este binomio narrativo fertiliza el campo de una manera perfecta para que, en el clímax de su desarrollo, las semillas argumentales de ambos emerjan con un paralelismo impecable, robusteciendo así la dimensión emocional que funge, además, de vertebra dominante y punto de despliegue para el resto de los apartados técnicos y narrativos.

Es con esa breve pero elocuente carta de presentación de ambos personajes, que la cinta nos ubica en el foco estructurante, ese que se convierte en la excusa narrativa para que ambos personajes, desafiando sus propios arraigos tradicionales, entrelacen sus divergentes destinos. Así, con una composición narrativa y visual que apenas esboza diálogo, y una banda sonora original aún tímida que engrandece el ya potente aura de la escena, la película logra en tal despliegue de fotogramas capturar la esencia imperante de todo. Esto impregna y dota de tal grandeza (emocional, visual y narrativa) a los siguientes momentos claves del filme, como por ejemplo el del primer vuelo entre ambos protagonistas, aquel en donde John Powell endulza la propuesta mediante una partitura en las que las gaitas y trompetas ejercen su dominio, y cuyos ecos retumban con precisión no solo en el contexto histórico del filme, sino también en el eje vital de este, su hondura emocional.

How to Train Your Dragon (2010) - Dinner With A Dragon Scene (2/10) | Movieclips

Apartados técnicos: tan imponentes como una bestia alada

Y ya que la música ha sido invocada en el párrafo previo, es hora de lanzarnos sin paracaídas a uno de los puntos más viriles, uno que este filme ostenta con orgullo. Sin duda nos referimos a su excelsa arquitectura técnica, una tesis de pulcritud, un tablero lúdico de simetría admirable en donde cada pieza ha sido concebida para encajar con armonía. Así pues, y como pieza más palpable y evidente, tenemos a su estimulante animación, una que no se avergüenza de coquetear descaradamente con una cinematografía digna de un filme de acción real. En ese sentido, la propuesta sobre la marcha despliega fotogramas dignos de enmarcar. El primer contacto de Desdentao e Hipo, el afianzamiento de la relación de Astrid e Hipo sobre nuestra bestia alada, y el tercer acto en su conjunto, convergen en tal abanico de perfección visual.

Pero ¿qué sería de un puñado de fotogramas sublimes sin una buena banda sonora que dote de personalidad y eleve el aura de tales visuales? Aquí la propuesta del filme no solo cumple su cometido con una contundencia apabullante, sino que de inmediato se erige como el emblema sonoro de la saga, reconocible incluso sobre los estruendosos y candentes rugidos de nuestras bestias aladas.

https://www.youtube.com/watch?v=ZDyEERuK31Y

Es así como tal combo de excelsitud técnica no solo encapsula a la perfección ese aura magnética cargada de emotividad y drama que emana el filme, si no que de una manera magistral potencia cada momento trascendental, ya de por si dotado de una carácter épico, de la propuesta fílmica, llevando estas audacias visuales a una dimensión aún más legendaria y dando como resultado una propuesta visual que no solo atrapa, sino que con una astucia contundente transmite esa moraleja de hondo calado, una que divaga por terrenos poco explorados en esta estirpe de filmes.

Una moraleja que impregna huella

Es un hábito bastante recurrente en el cine de animación ocultar tras su vibrante despliegue de epopeyas narrativas, en su mayoría fantásticas, moralejas que inciten a una inmediata reflexión. Y es que naturalmente este género cinematográfico es un fiel súbdito del público infantil, por lo que resulta lógico que esto suceda así. Y aunque estos mensajes de carácter potente y reflexivo suelen ser de corte interpretativo dócil, hay casos como este, donde es dotado de una bidimensionalidad que le aporta una complejidad más interesante a la propuesta cinematográfica, usando a la subjetividad del espectador como diccionario interpretativo del mensaje que embebe al filme.

Es bajo ese abanico de perspectivas que Cómo Entrenar a Tu Dragón adopta tal complejidad moral para enriquecer aún más los arcos narrativos de sus personajes. De esta forma, el filme sucumbe ante un juego en donde los contrastes y paralelismos luchan por la supremacía. Así, la propuesta de Chris Sanders alumbra a personajes con cimientos argumentales sólidos, los cuales sirven de soporte idóneo para la catarsis emotiva y dramática que el filme desenvuelve en su desarrollo.

Con tan fructífero y fértil terreno para un germino armónico, este nuevo poema animado de Dreamworks presenta a sus fichas protagonistas, aquellas que fungirán de piezas en ese juego que ya mencionábamos que era de contrastes y paralelismos. Es así como desde de su inicio, el filme se esmera en denotar una marcada divergencia entre ambos caracteres y sus respectivos mundos, demarcando así una frontera que parecería inviolable. En ese sentido, lo que parecía idílico se torna en una realidad tangible, en la que la confluencia de destinos opera como catalizador del relato, uno que desafía las expectativas previas del espectador arrastrándolo hacia una odisea en donde lo inesperado surge como fuerza motriz narrativa, impulsora de un relato que acoge al niño interior de los adultos y forja el camino para que los infantes abracen, con prematura madurez, los desafíos del tránsito hacia la adultez.

Por un lado tenemos a Hipo, un tipo cuyas aspiraciones no le caben en tan pusilánime cuerpo, un ser indigno de la etiqueta vigorosa vikinga, alguien a quien ni su sombra le tiene fe ni confianza. Volando en contra del viento imperante tenemos a Desdentao, un ser descrito como la encarnación de la muerte misma, una entidad a la que su misma especie teme y respeta, la representación y conducto por el que el ferviente odio entre ambas especies es transmitido. Es así como ambos caracteres son las vértebras que articulan a la perfección esta oda a los incomprendidos, una que equilibra los contrastes y paralelismos de sus arcos narrativos de una manera tan potente que robustece la dimensión emotiva del filme.

Es en el clímax de esta experiencia cinematográfica, cuando emergen y se despliegan todos estos huevos de pascua de índole reflexiva, tanto de manera palpable como abstracta. Por ejemplo, Estoico contempla cómo la muerte le respira en la nuca a su hijo, uno en el que no depositó su confianza, y es a través de esta experiencia límite que termina aceptándolo tal y como es, al igual que a los dragones, seres que paradójicamente se convierten en los salvadores de su hijo. En cuanto a Hipo, en un arrebato narrativo del estruendoso tercer acto, pierde una pierna, y en lo que lidera mi lista de momentos favoritos, encuentra un símil arquetípico con su compañero de vuelo, quien también adolece de la ausencia de una aleta, impedimento que le privaba de la facultad de volar. Esta simetría simbólica no solo fortalece su vínculo, sino que, en lugar de eximirlos de un valor mayor, exalta la dimensión de sus roles, consagrándolos como líderes legítimos de sus respectivos mundos.

Conclusiones

En definitiva, Como entrenar a tu Dragón se erige como una las obras cumbre dentro del panorama de la animación contemporánea. Y es que su naturaleza políticamente incorrecta, que diverge con el resto de sus hermanas fílmicas de este género, constituye una de múltiples razones que justifican su merecido encumbramiento en la cúspide del cine animado. Una propuesta de animación estimulante, que abraza una cinematografía de una pulcritud casi quirúrgica, bastante inusual en esta estirpe de filmes, danzando bajo el ritmo de una banda sonora que podríamos reconocer a ojos cerrados, impulsadas por un mensaje poderosísimo sobre el empoderamiento de los marginados y la reivindicación de los incomprendidos, moralejas que dotan a tan icónica obra cinematográfica de una resonancia emocional de dimensiones tan apabullantes como las de una bestia alada.