[Crítica] Vengadores: Endgame (con spoilers)

Póster en versión original de Vengadores: Endgame

Nota: Para elaborar esta reseña hemos visto la versión original sin subtítulos (y sí, más de una vez. Pero, ¿quién puede culparnos?). Ah, y por cierto… si sigues leyendo encontrarás SPOILERS.

Dicen los versados en el noble arte de contar historias que las obras maestras son autorreferenciales. Que no necesitan mirar más allá para tocar techo, pues tienen todo cuanto necesitan precisamente ahí mismo.

Esto es precisamente lo que Kevin Feige, presidente de Marvel Studios, debió pensar al empezar a planificar este inmenso Endgame junto a los hermanos Russo y a los ya heroicos guionistas Christopher Markus y Stephen McFeely. La idea de hacer un homenaje. No simplemente a los personajes Marvel, sino a los fans. A ti. A mí. A todos nosotros. Porque de vez en cuando, una película toca de manera especial a una generación. Puede llamarse Star Wars. O El Señor de los Anillos. Qué demonios, el arte es tan subjetivo que hasta esa película podría llamarse American Pie.

Pero todo eso palidece ante lo logrado por Vengadores: Endgame. Así que arrancamos citando al Capi:

¡VENGADORES…! Reuníos

Uno sale del visionado de Vengadores: Endgame exhausto. Y es normal, porque aunque cueste creerlo, no has asistido a una película, acabas de ver veintidós. Sí, incluso has visto Thor: El Mundo Oscuro y, ¿sabes qué?, ahora hasta te ha llegado a gustar. Esa es la maestría de la que hablaba antes.

Y es que a decir verdad, Vengadores: Endgame es relativamente simple. Más que Vengadores: Infinity War, desde luego. Uno más o menos podía deducir las líneas maestras en las que se movería la película tan solo pensando un poco. Ant-Man y el túnel cuántico, distintos equipos recuperando distintas gemas a los largo de la historia del UCM… e incluso que alguien, a la fuerza, debería sacrificarse para obtener la gema del alma. En ese sentido, los narradores no arriesgan demasiado porque confían en que ya se realizó el trabajo bien hecho plantando las semillas. Ahora tan solo deben recoger los frutos.

Podría decirse que Endgame funciona más como unas nupcias tras años de noviazgo. Es decir, intenta buscar la emoción más en recordar lo que has vivido que no en lo que está por venir. Y a decir verdad, la jugada les sale tan bien que es literalmente imposible no reír, sonreír, gritar, aplaudir y… llorar.

Yo. Soy. Iron Man

Se hartaron los Russo durante la promoción de Vengadores: Infinity War de jurar y perjurar que los seis vengadores originales gozarían en Endgame de la gloria que no tuvieron antes del chasquido de Thanos. Y una vez más, han cumplido. Todos, del primero al último, viven un viaje desgarrador, emotivo y finalmente heróico. Pero claro, como era obvio, hay dos de ellos que destacan por encima del resto.

El yin y el yang, las dos caras de la Civil War. Steve y Tony. Los dos ejes sobre los que se ha articulado esta historia llegan finalmente a su inevitable cierre, y las sensaciones en ambos casos son absolutamente satisfactorias. Uno no sabe decidir qué termina por ser más emocionante, si el sacrificio de Tony o que finalmente Steve haya tenido ese baile final con Peggy.

Hail Marvel

Ha pasado toda una vida desde que Steve le prometió ese baile al amor de su vida, pero esa frase no cayó en saco roto. Al fin y al cabo, los guionistas de Endgame fueron primero los guionistas de Capitán América: El Primer Vengador.

En ese sentido, es encomiable el alcance y la ambición de este cierre histórico por rescatar tramas, subtramas y personajes a lo largo y ancho de las veintiuna películas anteriores. ¿Cómo calificar sinó la vuelta de Natalie Portman, tan solo por aparecer escasos segundos? Ni tan siquiera pronuncia frase alguna. Caso similar al de Robert Redford con su Alexander Pierce, o a los de Rumlow o Jasper Sitwell. Por cierto, si sabes quién es éste último, es que indudablemente esta cinta estaba hecha para ti. Es más, ¡si incluso aparece el chaval que acompaña a Tony en Iron Man 3! Claro que ya no es un chaval. O la Anciana. O Hank Pym, o Howard Stark, o…

Cuanto más reflexiona uno sobre la película, más gigantesca parece. Su escala es simplemente inabarcable, y hay tantos, pero tantos detalles ocultos y autoreferencias que uno podría llenar un artículo solo con ellas. Empezando por la “escena del ascensor” y terminando precisamente con ese “Yo. Soy. Iron Man“, una conclusión perfecta que recuerda cuando Tony Stark inició este irrepetible ciclo superheroico hace más de una década con esas mismas palabras. Por ello, no había frase más apropiada para cerrar el círculo.

¿Obra maestra?

Este “círculo”, al que podríamos catalogar de “heróico”, parece resistirse a ser laureado como obra maestra. Porque sus protagonistas visten mallas, imagino. Y es cierto que Vengadores: Endgame no es perfecta. Hay detalles que ocurren por conveniencia de la trama, con situaciones forzadas como el rescate de Tony y Nébula por Carol. O lo simple que resulta viajar en el tiempo. También chirría el trato dado a Thor en esta cinta, pues llegar ante Thanos a la batalla final luciendo como un mendigo de resaca en el Valhalla solo consigue restar épica al momento.

Sin embargo, estos pequeños detalles palidecen al compararlos con lo logrado. Porque al fin y al cabo, una historia lo que busca es emocionarnos. Busca presentarnos personajes inolvidables que vivan aventuras inolvidables. Desde esta óptica, Vengadores: Endgame y toda esta Saga del Infinito tan solo puede calificarse como una obra maestra contemporánea.

Y antes de terminar, me gustaría lanzar una última reflexión. Me gustaría que todos intentemos volver la vista atrás, a hace once años. A antes de Thanos, antes de los Guardianes de la Galaxia e incluso a antes de los Vengadores. A cuando un estudio en bancarrota intentaba hacer algo de valor con los pocos personajes de los cuales todavía conservaba la propiedad intelectual. Los apestados, aquellos personajes que Marvel no pudo vender porque nadie los quería. Esos Tony Stark, Steve Rogers, Thor o Natasha. A cuando nadie tenía ni idea de quién demonios era Ant-Man. Unos tiempos donde nadie, y nadie significa ni tan siquiera el propio Kevin Feige, se imaginaba que un día llegaríamos hasta aquí. Hasta el final.

Vengadores: Endgame es un final

Y quiero detenerme aquí un instante. En el final. Porque ahora, en la era de las franquicias, de las secuelas y de los reinicios, un servidor no puede más que quitarse el sombrero ante aquellos que, teniendo en su haber la saga más taquillera de la historia del cine, con el actor más rentable del momento, decidan dar el mejor final posible a su historia, a su personaje, en vez de estirar el chicle hasta la inevitable mediocridad.

Porque en el fondo, Marvel Studios ha sido siempre como esa estrella del grunge que hace su música sólo para sí. Sin importar los millones ni el éxito, su objetivo es el arte en sí mismo. Gustarse a uno y a su público, sin importar el qué dirán. Y eso, el haber dado un final, se le llama valentía. Un gesto que no vendría mal que recordaran otros grandes estudios de Hollywood y, por qué no, también la propia Marvel Comics. Porque cerrar una historia con el sacrificio de un personaje es un golpe de efecto genial… una vez. Si lo haces dos veces, terminas cayendo en lo banal, en el hastío o peor: en la indiferencia.

Y es muy posible que, tarde o temprano, incluso Marvel Studios pierda este espíritu indie y termine por buscar actores nuevos para roles viejos. Sin embargo, si eso llega a ocurrir, nosotros podremos decir que vivimos algo único e irrepetible. Que nuestra generación quedó marcada por ello y que ya nada será igual. Y, por primera vez en la historia de esa afirmación, nosotros tendremos razón. Porque las reglas del juego han cambiado para siempre.

Gracias, Marvel. Vamos a despedir este ciclo como se merece: recordando los MOMENTAZOS que hemos vivido en este capítulo final. Allá vamos:

  • 10. Clint siendo Ronin lo parte.
  • 9. ¡Profesor Hulk! ¡Por fin!
  • 8. El cameo del director Joe Russo, asistiendo a terapia con el Capi (donde también está el co-creador de Thanos Jim Starlin) y siendo el primer personaje abiertamente gay del UCM.
  • 7. VengadorAs. Ahí falta Nat…
  • 6. La escena del ascensor. ¡Hail Hydra!
  • 5. Capi contra Capi. Y poco se está hablando del trasero de Chris Evans.
  • 4. Dr. Strange levantando el dedo a Tony. Aguarda, ya casi…
  • 3. El Capi empuñando el Mjolnir. Se insinúo ya en Vengadores: La Era de Ultrón y aquí se hace realidad por fin.
  • 2. Yo. Soy. Iron Man. El chasquido de un Vengador.
  • 1. ¡VENGADORES…! Reuníos. Vamos, admítelo. Los pelos de punta.