[Crítica] Guardianes de la Galaxia

Póster latino oficial para Guardianes de la Galaxia

Le pese a quién le pese, Guardianes de la Galaxia era (y es) una de las películas del año. Lo era (y es) tanto por la expectación de los fans ante cada película de Marvel Studios, como por la curiosidad de ver qué es capaz de presentar el estudio cuando ya no se trata de una franquicia establecida basada en uno o varios Vengadores.

En el caso del que escribe, esta película siempre ha estado ahí como una de las posibles grandes revelaciones, un paso arriesgado que saldría bien y que callaría muchas bocas, y que dejaría a los fans totalmente locos y a los no fans enganchados para el futuro. Muchos medios la han vendido como la mejor película de Marvel Studios hasta el momento, y otros tantos como la Star Wars de nueva generación. Pues bien, ni lo uno ni lo otro, pero por poco.

Hay que partir del hecho de que Guardianes de la Galaxia es un pequeño retoño de James Gunn, hecho completamente a imagen y semejanza. Es un filme que exhala el estilo del director por cada esquina, y está repleto de todas y cada una de sus influencias ya no solo de su carrera, sino de su vida. Si ya es una película muy disfrutable de por sí, os puedo asegurar que esa generación que se comió el grandioso cine de aventuras de mediados/finales de los 80 y principios de los 90 disfrutará como un auténtico enano.

Guardianes de la Galaxia bebe, cómo no, de Star Wars. Ahí está la temática galáctica, una ópera espacial en toda regla con unos villanos que, si no somos capaces de ver al Emperador y Darth Vader en ellos, es que no hemos visto cine. También tenemos a un Han Solo en la figura de Star-Lord, y a una Princesa Leia de armas tomar en Gamora, y por supuesto a unos desternillantes R2-D2 y C3-PO en Groot y Mapache Cohete (yo lo seguiré llamando así, pese a que le llamen Rocket). Eso sí, salvando las distancias en todos los casos. Como dije antes, y dejando de lado los paralelismos tan fáciles de establecer cuando comparas con película que son referencias del género, Guardianes de la Galaxia no es ni será la nueva Star Wars, primero porque eso es imposible (o casi), y segundo porque aunque tiene muchos elementos para conseguirlo también es verdad que le faltan muchos otros.

Pero la cosa no se queda ahí. Guardianes de la Galaxia también bebe de mucho más. Así a bote pronto, ver esta película me ha hecho recordar grandes (o no tan grandes) filmes de mi infancia. Indiana Jones, Golpe en la Pequeña China, Los Goonies, Regreso al Futuro, Tras el Corazón Verde o Willow, por nombrar algunas. Incluso he visto detalles de otros filmes de la época que ya visioné a posteriori con el paso de los años, como Heavy Metal o Blade Runner. De nuevo, salvando las distancias.

Y ya no solo son las influencias o los recuerdos a otras películas, sino que también está la estética. Sirviéndose de un muy importante elemento de la trama que gira alrededor de Peter Quill, Gunn introduce una estética ochentera en toda la película que se traduce en los vestuarios, los escenarios y el estilo. El director se aleja completamente de la tendencia de mostrar lo galáctico como algo tremendamente futurista, presentando una imagen propia de lo más “guarra”, que recuerda sobremanera a la propia Star Wars o, por citar lo primero que se me viene a la cabeza, Battlestar Galactica. Obviamente, y para no variar, salvando las distancias, porque esto no significa que no veamos transportes o ciudades futuristas, colorido o efectos especiales por doquier.

Ahora bien, el punto fuerte del filme es, sin duda alguna, sus personajes principales. Star-Lord es un tipo normal, un antihéroe de libro que se lo toma todo a guasa, pero que sabe ponerse serio cuando toca. Parece que todo le da igual, que solo le importa el dinero, sobrevivir y acostarse con mujeres, pero demuestra tener su corazoncito y que no le importa luchar por lo que realmente le importa.

Drax el Destructor se presenta como una masa de músculos que solo busca venganza, pero con el contrapunto de hablar con un vocabulario que parece el de un erudito de la Real Academia de la Lengua. A medida que avanza la película, vemos detalles que nos demuestran que a veces no es muy listo y que le gusta la violencia, pero también puede ser un tipo sensible y un buen amigo.

A Gamora le falta un punto. A eso de tipa sexy y exótica que va de dura pero que por dentro está muerta de miedo, que también tiene su lado sensible, y a la que le sobra ironía, le falta un algo que no sabría describir. Para mi gusto, quizás ha sido el personaje del grupo que menos me ha llamado la atención.

En cuanto a Mapache Cohete y Groot, sobran las palabras. Son los mejores, pero con las mayúsculas más grandes que se puedan usar. Cada vez que abren la boca o hacen algo roban todo el protagonismo, a quien sea o donde sea. Las mayores risas salen de sus diálogos y sus acciones, y los momentos más enternecedores son provocados por su ternura. Podrían hacer tranquilamente una película protagonizada únicamente por ellos dos y se sustentaría sin ningún problema. Gran descubrimiento, gran trabajo y muchas, muchas ganas de ver más de esta extraña pareja.

Pero como la perfección no existe, igual que esta película cuenta con grandes aciertos, también cuenta con cosas que no acaban de convencer. Seguimos sin tener a un gran villano, algo que no vemos en Marvel Studios desde Loki. Ronan el Acusador impone, pero lo hace casi más por cómo lo van vendiendo desde fuera, a su alrededor, que por su propia presencia. Su tiempo en pantalla no es excesivo, y lo que le salva es precisamente esto, porque su oscura y poderosa sombra se va alargando por obra y gracia de aquellos que le quieren derrotar, no por sus acciones o sus diálogos. Lo mismo ocurre con Nébula, una mera comparsa de acompañamiento con un potencial enorme que ha sido profundamente desaprovechado. Se vendió quizás como el Darth Maul de turno, pero se quedó apenas en un animal de compañía.

No queda tampoco muy claro el papel de los Cuerpos Nova, que no sabemos sin son simplemente un cuerpo de seguridad de su planeta, Xandar, o una especie de policía intergaláctica. A veces se da a entender lo segundo, pero la poca muestra de su poder y autoridad tiende más hacia lo primero.

También existen algunos puntos flojos en la trama y en la presencia de algunos personajes, o detalles poco coherentes o inexplicables, pero hay que decir que se hacen livianos gracias a lo muy por encima que están los puntos fuertes.

Terminada la película, la sensación es muy buena, de esas que te dejan con ganas de más, y sobre todo sabiendo que habrá segunda parte. Y es que es de lógica, porque con un éxito asegurado, Guardianes de la Galaxia se presenta claramente como una historia de origen, pero de origen del grupo, con un final que a su vez sirve de punto de partida para las aventuras como equipo que da nombre a la película, y con unos pasados de cada uno de los personajes aún por desvelar, ya que apenas han sido tratados en este filme.

Aunque sí de las mejores, no me ha parecido la mejor película de Marvel Studios hasta la fecha. Tiene más humor que algunas, tiene más acción que otras, es diferente, es fresca, es dinámica… pero tiene puntos flacos donde otras son mejores. Aún así, la pondría en mi Top 3, eso seguro.

Y ahora, unos cuantos comentarios de fan con un  aviso enorme de spoilers.

Ha sido genial poder ver al fin a las Gemas del Infinito como lo que son, Gemas. También lo ha sido ver finalmente a Thanos de cara, en movimiento y hablando, proyectando su inmensa presencia. Sin embargo, su falta de autoridad, al ser tratado con desdén y descaro por Ronan, llegando incluso a ser traicionado en su cara, deja un poco en evidencia al tipo del que en la propia película dicen que es el ser más poderoso de la galaxia. Eso se puede hacer extensible a las traiciones de Nébula y Gamora, que se van de rositas, y al hecho de que una vez más el Titán Loco se queda sin una Gema del Infinito y no parece mover ni un solo dedo, como si no le importase.

Siguiendo con los villanos, y pese a lo gracioso de la situación, la derrota final de Ronan me ha parecido que raya lo patético. Cierto es que pocas formas había de derrotar a un villano que en ese momento poseía un poder superior a todo lo conocido, pero la sensación que le queda a uno no es de lo más agradable.

Curiosa la introducción de los Celestiales y los Eternos, tanto a través de Knowhere, que se una cabeza de un Celestial muerto, como a través de la explicación del origen de las Gemas del Infinito. ¿Veremos más sobre ellos en la secuela?

Como ya sabéis de sobra, el museo del Coleccionista es un nido de Huevos de Pascua como nunca se ha visto hasta ahora en ninguna otra película de Marvel. Ahí hay de todo, de lo que ya se ha hablado bastante, pero esto seguro de que seguirán saliendo cosas en el futuro.