[Crítica] X-Men: Días del Futuro Pasado

Póster español de X-Men: Días del Futuro Pasado

Escribir una crítica de una película que los fans llevan tanto tiempo esperando es complicado, y más cuando se anuncia a bombo y platillo como la mejor película de superhéroes hasta la fecha (palabras de la propia Fox) y está llamada a corregir todos los errores de continuidad de la franquicia.

Sí amigos, esto es X-Men: Días del Futuro Pasado, una cinta en la que Bryan Singer ha intentado unificar dos universos mutantes creados por separado por un estudio que, hasta que Marvel Studios no se puso manos a la obra, no cayó en la idea de que mantener un mismo universo coherente entre películas era el camino a seguir.

Lo hecho por Matthew Vaughn en X-Men: Primera Generación funcionó, eso es innegable, y buena prueba de ello es que Singer ha querido mantener a su reparto (integrándolo de lleno con el reparto original en un universo común), ha querido mantener la dinámica entre sus integrantes, y ha querido mantener esa ambientación de época, esta vez en plenos años 70, haciendo referencias continuas a grandes momentos históricos de aquellos años. Para combinar todo esto con lo que ya conocíamos de la trilogía original, nada mejor que tirar de los viajes en el tiempo, un recurso muy manido pero a la vez muy difícil de manejar, pero que parece encajar a la perfección con la idea de integrar a los dos repartos. Obviamente, si la idea es usar viajes en el tiempo, que mejor arco argumental de los cómics para basarse que el célebre Días del Futuro Pasado, obra del ya mítico guionista Chris Claremont.

Una vez más, la historia gira en torno a un mundo donde los humanos temen a una raza teóricamente superior, los mutantes, un temor que les lleva a dar comienzo a una caza que pronto se convierte en exterminio y genocidio, una temática en la que Singer se mueve muy bien al evocar recuerdos de la Segunda Guerra Mundial. Y aunque el guión escrito por Simon Kinberg para la película difiere en muchas cosas de lo escrito por Claremont para los cómics, la premisa básica es la misma, una en la que un X-Men de un futuro distópico donde los mutantes son perseguidos y masacrados, viaja al pasado para reescribir la historia. Como sabéis, en los cómics ese X-Men es Kitty Pryde, mientras que en la película es Lobezno.

En esta tesitura, nos encontramos con dos escenarios perfectamente diferenciados. Por un lado está un futuro casi post-apocalíptico donde los mutantes son la presa, mientras que por otro tenemos un pasado en el que los mutantes apenas están saliendo a la luz y son considerados como una amenaza. Ambas épocas se contraponen tanto en tono como en ambientación, y eso queda perfectamente reflejado en pantalla, tanto en luminosidad -con un futuro oscuro y siniestro y un pasado más luminoso y alegre- como en la puesta en escena, quedando perfectamente retratada la diferencia temporal entre una época y otra.

A pesar del reparto tan extenso con el que cuenta la película, la mayoría de las presencias se reducen a meros cameos o apariciones de unos pocos minutos. Aunque Patrick Stewart, Ian McKellen y Halle Berry tienen unas más que dignas presencias como Xavier, Magneto y Tormenta, en realidad la mayor parte de la película tiene lugar en el pasado y está protagonizada por Lobezno (Hugh Jackman), y unos jóvenes Charles Xavier (James McAvoy) y Magneto (Michael Fassbender), con bastante presencia de Mística (Jennifer Lawrence), Bestia (Nicholas Hoult) y Bolivar Trask (Peter Dinklage).

Aunque McAvoy está igual de correcto que siempre, y Fassbender sigue su magnífica e impresionante estela ya marcada en Primera Generación, creo que puedo decir, sin temor a equivocarme, que los protagonistas absolutos son Jackman y Lawrence, algo que por otro lado era de esperar dada la popularidad de ambos.

La química entre McAvoy y Fassbender continúa siendo algo destacable, muy en la línea del recuerdo que tenemos de la relación entre Charles y Erik en los cómics, mientras que la presencia de Lawrence no resulta tan impactante como lo fue en Primera Generación. A Lobezno, por su parte, se le ve menos en un salsa, quizás fruto de su nueva tarea de mediador del conflicto. Es cierto que también le vemos en acción, pero no es, ni de lejos, el Lobezno que vimos en Lobezno Inmortal.

El villano, en esta ocasión, no es tan malo como cabría pintarlo. Parece estar bastante de moda hoy en día crear un antagonista de doble moralidad que, pese a sus acciones, parezca estar motivado por lo que él cree que es el bien y no por el simple hecho de hacer el mal, algo que ayuda a que el espectador se sienta identificado con él. Bolivar Trask es un tipo que cree que los mutantes son una amenaza para la raza humana, y lo que busca es protección ante esa amenaza. Sin embargo, aunque suene paradójico, su asesinato es lo que desencadena la caza desenfrenada de los mutantes y la búsqueda de su extinción. Charles Xavier intenta convencerle de que ese no es el camino, muy a la par de lo que siempre hemos visto entre él y Magneto, aunque no siempre con buen resultado. Y es que la película está plagada de este tipo de dilemas morales para cada uno de los protagonistas, siempre girando alrededor de la premisa que dice que “el fin justifica los medios”.

Del resto de personajes ya conocidos, como pueden ser el Hombre de Hielo, Coloso o Pícara, su presencia en pantalla apenas da para hacer comentarios, al igual que ocurre con las versiones del pasado de Sapo o William Stryker, o con las novedades en forma de Destello (quizás la más destacable por lo espectacular de sus poderes), Bishop o Mancha Solar.

Sin embargo, contra todo pronóstico, una de las nuevas incorporaciones que sí cuenta con protagonismo, y que cuya presencia se muestra imponente cada vez que aparece, es Mercurio. Muy discutido inicialmente por esa polémica de incluirlo cuando se supo que también estaría en Los Vengadores: La Era de Ultrón, y muy criticado cuando surgieron las primeras fotos de Evan Peters dando vida al personaje, para sorpresa de propios y extraños, Mercurio es una de las pequeñas joyas de la película. Con unos poderes de velocidad muy bien representados, un humor muy punzante y una de las mejores escenas de acción de la película, el personaje (gracias al trabajo de Peters) se come a todos sus compañeros cada vez que entra en escena.

Ahora bien, no todo es bueno en esta película. Es cierto que, pese a su dificultad, el guión no tiene demasiadas inconsistencias, la historia está bien planteada y se ha sabido combinar de forma efectiva al enorme reparto con el que se contaba, dejando de lado el protagonismo que puedan llegar a tener unos u otros. Sin embargo, hay puntos en los que la película sufre con la pesada carga que tiene que portar, y hay cosas que chirrían, como el exagerado avance futurista en tan poco tiempo (aunque aquí se juega con ese tema de los diferentes futuros alternativos), o que no se explique por qué Xavier y Magneto colaboran en el futuro. Vale que quizás resulte obvio y la situación así lo exige, y todos sabemos que aunque son enemigos, en el fondo también son amigos (o viceversa), pero puede resultar confuso que los que en la trilogía original eran antagonistas ahora estén trabajando codo con codo.

Afortunadamente, lo que sí que se explica, y de manera lógica y creíble, es por qué Lobezno es el que viaja al pasado, y por qué el joven Xavier puede caminar, algo que a los fans les preocupaba bastante. No es que sean explicaciones de esas que te hacen poner cara de satisfacción, pero al menos suponen una salida bastante decente. Es así, con cosas como estas, con las que Singer pretende atar cabos sueltos aquí y allá,

Y es que digamos que sí, que la película corrige los problemas de continuidad que han surgido con el paso de los años y los estrenos de películas en la franquicia, al menos en su mayor parte. Ya el propio Singer dijo que algunos errores eran imposibles de corregir, pero en su mayoría se ha optado por borrar todo lo que no es coherente de un plumazo. Jugando con las líneas temporales y las realidades alternativas fruto de infinitas posibilidades, se nos da a entender que los visto en X-Men 3: La Decisión Final y X-Men Orígenes Lobezno no son más que dos posibles desenlaces de entre las múltiples opciones disponibles, y que las alteraciones hechas por Lobezno y compañía en el pasado provocan que lo ocurrido en esas dos películas en realidad nunca haya sucedido. Así de sencillo, borrón y cuenta nueva.

Para los que se preguntan si hay interacción entre los miembros del reparto del pasado y los del futuro, quitando a Logan, hay que decir que Charles Xavier es el único que tiene un encuentro consigo mismo, por lo que somos capaces de ver a Patrick Stewart y James McAvoy cara a cara interpretando al mismo personaje en una escena bastante emotiva. Nada que no nos hubiese revelado ya el estudio en imágenes previas.

En definitiva, puedo resumir diciendo que X-Men: Días del Futuro Pasado no es la mejor película de superhéroes hasta la fecha, tal y como nos la quiere vender Fox, pero tampoco le costará mucho meterse en el Top 5 de mejores películas de superhéroes de buena parte de los aficionados a este género. Esta entrega nos regala momentos grandiosos, algunas buenas interpretaciones y acción espectacular, pero no es ni mucho menos perfecta. Los habrá que duden si este filme es mejor que X-Men 2 o que Primera Generación, pero lo que no se podrá negar es que está a la altura de lo que todos esperamos de una buena película de la Patrulla-X. Eso sí, desde luego es un buen ejemplo de como allanar el terreno para continuar con la franquicia de forma fresca, abriéndola a múltiples posibilidades pero sin descuidar la propia película en sí, algo de lo que sí parece dejar sensación The Amazing Spider-Man 2: El Poder de Electro.

Como postre, pero sin spoilers, comentar que sí que hay varios cameos no anunciados previamente, y sí que hay escena post-créditos finales para enlazar con X-Men: Apocalipsis.