[Crítica] Rogue One: Una Historia de Star Wars

Póster de Rogue One: Una Historia de Star Wars

Antes de que enloquezcáis, sí, sabemos que esto no es de Marvel. Pero teniendo la oportunidad de ver la película y sabiendo que entre nuestros lectores se encuentran muchos fans de la saga galáctica (y que Marvel Comics publica los cómics de la franquicia), ¿cómo desperdiciar esta ocasión? Así que, en Espacio Marvelita hacemos una pequeña excepción para contarte nuestras primeras impresiones de Rogue One: Una Historia de Star Wars.

Empecemos por lo primero y más básico: sí, la película es buena. Incluso muy buena. Un disfrute, vamos. Es puro Star Wars de inicio a fin. De hecho, la película no se siente como un spin-off en absoluto. Salvo por el hecho de que los protagonistas no son los habituales, los sucesos y los ambientes son fieles a la saga original. Como ya sabéis, la película narra la historia de cómo los planos de la Estrella de la Muerte llegaron a manos de la princesa Leia al principio del Episodio IV. En este contexto, la película es la historia que nunca nos contaron y quisimos conocer. Y, sin duda, cumple ese propósito.

Los nuevos personajes son variados, con distintos perfiles que cumplen un amplio abanico. Los protagonistas caen bien y ofrecen algunos momentos de humor nada forzado, aunque sí que es verdad que uno puede quedarse con ganas de saber más de ellos. Pero esta no es una historia sobre personas, sino sobre una guerra y sus soldados. Y por este mismo motivo, el villano tampoco goza de ese protagonismo. Al fin y al cabo, sabemos que hay otros malos peores por encima, siendo el gran mal en esta cinta la propia Estrella de la Muerte. Y esto es lo que hace que el nuevo villano pierda su importancia hasta el punto de ser solo un peón más sin propósitos personales. Pero, como ya hemos dicho, aquí lo importante son los bandos en esta gran guerra intergaláctica.

La acción inunda toda la película, con una puesta en escena potente y ambiciosa. El arco final ofrece una de las mejores batallas galácticas que hayamos visto nunca, todo escenificado con gran tensión. Porque no tememos por los protagonistas, sino por el propósito de toda la Alianza Rebelde. Y es curioso que, aún sabiendo el espectador como acabará la historia al final del Episodio VI, es imposible no sentirse sumido en el temor de los rebeldes. Posiblemente, esta película es más bélica que cualquiera de las anteriores, pero no por ello deja de ser una película de Star Wars.

Otros elementos que ayudan a recrear esta atmósfera de las anteriores películas son la gran cantidad de cameos y la música. La banda sonora, donde no faltan los temas clásicos de la saga, está complementada con nuevas sintonías que continúan con el espíritu clásico. Y en cuanto a los guiños y los cameos, mejor dejamos que los descubráis vosotros.

En definitiva, hay que ver la película. A menos que seas de esos locos que nunca han visto una película de Star Wars, claro. Pero a poco que a alguien le guste el género y este mundo, esta película es obligada. Y antes de que me hagáis la pregunta en los comentarios, sí, bajo la opinión de este humilde fan, es mucho mejor que El Despertar de la Fuerza.