[Crítica] Pecado Original Nº 0

Pecado Original Nº 0

Pecado Original Nº 0

Nos encontramos en el preámbulo del gran evento Marvel del momento, en su día del año. Sí, en un principio Inhumano iba a ser el evento del año, pero o bien por los líos de guionistas o por costumbre ya de Marvel, el título de “evento del año” ha ido rodando, pasando por Pecado Original y llegando a Los Vengadores y X-Men Axis. Ya sabemos cómo le gusta a la Casa de las Ideas eso de “el evento que cambiará el Universo Marvel como lo conocemos”.

Entrando ya en materia, Pecado Original parece ofrecer una nueva visión de los superhéroes de siempre. Se nos vende un mundo de superhéroes imperfectos, y en esta serie descubriremos lo que ocultan. Nada de heroicidades ni salvar la tierra. Es el momento de sacar los trapos sucios, como si de un programa de cotilleos se tratara. Pero parece que también habrá tiempo para la acción, y mientras descubrimos los oscuros secretos de los héroes más grandes del Universo Marvel habrá, una persecución para encontrar al asesino de Uatu, el Vigilante.

Y este personaje protagoniza la historia del Nº 0 de esta serie. Mark Waid guioniza esta introducción antes de que Jason Aaron se meta de lleno en la trama. Mediante este número, Waid pretende ponernos en situación y presentarnos al personaje en torno al cual gira el evento, un número más bien orientado a los lectores más novatos en el Universo Marvel. Aún con vida, descubrimos algunos detalles sobre Uatu, ese misterioso habitante de la Luna perteneciente a una raza de observadores.

Y ¿cómo hablar de un personaje que no habla? Desde luego en un cómic no es imprescindible la palabra, pero aún así, Mark Waid prefiere usar un personaje como apoyo, el nuevo Nova Sam Alexander. De hecho, Nova toma la voz cantante del cómic y se presenta como protagonista, aunque en el fondo todos sabemos que el eje del número es Uatu, el Vigilante. Aún así, asistimos a una introducción del personaje de Sam Alexander y a un cameo de los Vengadores. En boca del propio Nova leemos algo que, según el Capitán América, nadie se había preguntado antes, ¿por qué observa Uatu?

Desde que el personaje de Uatu fuera presentado por Stan Lee y Jack Kirby allá por 1964, estamos acostumbrados a ver a este ser como un observador de lo que ocurre en el mundo y nada más. Pero, por increíble que parezca, nadie se había parado a pensar en sus propósitos. Se aceptaba el hecho y punto. Pero esto no satisface la curiosidad del joven Nova que, después de unas primeras páginas iniciales introductorias, viaja a la Luna para descubrir más sobre el Vigilante. Y aquí empieza lo interesante del número que tenemos entre manos. Waid usa sabiamente al personaje de Nova para el propósito. Un joven terrestre con las inquietudes y curiosidades de alguien de su edad y que además puede viajar a la Luna. Ningún otro héroe capaz de llegar a Uatu refleja esa inocencia del joven Nova que a su vez refleja las dudas de los lectores ¿qué hay detrás del Vigilante? Gracias a los pensamientos de Nova y sus movimientos alrededor de un prácticamente inexpresivo Uatu descubrimos nuevos detalles sobre su base en la Luna y su pasado. De hecho, después de este número, puede que hasta sintamos pena por el fatídico futuro que le espera a Uatu. Pero no todo lo que descubrimos es sobre el Vigilante, pues Waid también guarda algo para Nova.

Para un cómic de poco diálogo hace falta un gran artista. Y Jim Cheung lo es. Es el dibujante principal de este número con ayuda de Paco Medina. Cheung dota de dinamismo unas páginas marcadas en su mayoría por lo estático. Es difícil hacer atractiva visualmente una historia tan estática como esta con ayuda de unos lápices. Vemos mucho movimiento para Nova mientras que la solemnidad de Uatu viene reflejada en planos picados, contrapicados y claroscuros. Esto ayuda a que el lector no se canse pues, aunque muchas páginas transcurren en el mismo espacio y con los mismos personajes, las distintas formas de representarlo dan mayor movilidad a la historia. Pero el gran trabajo del artista británico en este número viene reflejado en la expresividad de sus dos protagonistas. Vemos un Vigilante que sin decir palabra dice mucho. A veces dolorido, otras expectante y en otras ocasiones hasta atendiendo a Nova. Una humanidad poco usual en el Vigilante. Y ¿cómo acompañar a un dibujante como Cheung? Pues con un colorista a la altura. Justin Ponsor cumple con creces un cometido donde su mejor trabajo, al igual que ocurre con Cheung, viene reflejado en las caras. Anecdóticamente, podría destacarse la capacidad de Jim Cheung para dibujar la gran cabezota de Uatu sin entrar en lo caricaturesco.

En definitiva, Marvel nos vende un evento nuevo, distinto a lo anterior. Una historia que no acaba con la muerte de alguien, sino que empieza con ella. Si vas a seguir este evento, que por la premisa promete, al menos originalidad, este número es recomendable. Posiblemente no te pierdas nada si empiezas por el siguiente número, pero desde luego es el homenaje que merece este personaje que nos ha acompañado durante tantos años y cumple su función de entretener. Puedes vivir sin leerlo, pero si tienes la más mínima curiosidad por el Vigilante hazte ya con este número de despedida y ve haciendo boca para lo que se nos avecina.